Por Javier Yubi
Se utilizaron carretas para transportar de Yaguarón a Asunción los dos altares laterales que Don Carlos Antonio López mandó traer en el año 1855 para adornar la iglesia de Trinidad, proyectada y construida a pedido suyo en cercanías de su casaquinta.
Antes del despojo, la iglesia de origen franciscano lucía en todo su esplendor el maravilloso conjunto de imaginería sacra hecho por el escultor portugués José de Souza Cavadas, en la segunda mitad del siglo XVIII. Hoy, un fotomontaje realizado a pedido del arquitecto Julio Decoud, presidente del Comité Paraguay de ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), permite tener una visión real de cómo se veía el conjunto escultórico en su estado original. “Es de una belleza extraordinaria y hay toda una secuencia y una comunicación que se cortó con el retiro de los dos altares laterales. Se ve que las columnas salomónicas del centro son perfectas como las que están en Roma y las de los costados van cambiando según la imaginería indígena y se vuelven una especie de troncos. O sea que esas columnas tan complejas se convierten prácticamente en troncos de árboles a los costados, entonces, otorga una lectura en secuencia de la relación entre los evangelizadores y los habitantes primitivos de Yaguarón”, dice el experto.
¿Cómo surgió la idea de armar el fotomontaje? La presencia en Paraguay del especialista en arte barroco, el escritor e historiador brasileño Percibal Tirapeli, contribuyó a hacer realidad la idea del arquitecto Decoud. “Este colega y amigo mío vino en febrero de 2010 y yo me ofrecí a hacerle de guía por los antiguos pueblos franciscanos que él tenía interés en conocer. Primero le llevé a la iglesia de Trinidad, donde tomó fotografías de ambos altares laterales traídos de Yaguarón, luego fuimos a Caazapá y, claro, también a la ciudad de Yaguarón, que es el centro de la arquitectura franciscana en Paraguay. Recurriendo a sus grandes conocimientos y manejo de la tecnología, le pedí que me haga un fotomontaje para ver cómo era el gran altar antes del despojo. Y, a su vuelta a São Paulo, donde tiene la oficina, hizo el trabajo que me envió y quedé fascinado”.
El presidente de ICOMOS Paraguay destaca la gran solvencia profesional del profesor Tirapeli, quien es catedrático universitario y autor de una docena de libros sobre las expresiones barrocas. “Fue el elegido por el presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva para actuar como guía del papa Juan Pablo II en su recorrido por los museos del Brasil”.
La imagen reconstruida del conjunto de altares de la iglesia de San Buenaventura de Yaguarón sirvió al arquitecto Decoud para dejar maravillados a los participantes de un congreso sobre el patrimonio de origen portugués en el mundo, que se organizó en Coimbra, Portugal, en octubre de 2010. “José de Souza Cavadas es el gran escultor portugués del siglo XVIII y fue el que hizo toda la escultura que está en Yaguarón. De ahí viene la relación nuestra con la arquitectura portuguesa. Esta es una obra muy importante, porque posiblemente sea de los mejores valores que tenemos de la arquitectura franciscana. Inclusive como valor completo de la arquitectura de la época colonial en sí, porque la jesuítica fue casi toda destruida; son prácticamente ruinas. En cambio, esta es una iglesia casi intacta, que está muy bien conservada y, por otra parte, muy bien concebida. Es una verdadera joya arquitectónica y la lástima es que se haya perdido ese adorno espectacular que conformaba el juego de altares”.
Julio Decoud entiende que sería un verdadero acto de patriotismo lograr que los altares laterales, traídos en 1855 y que hasta ahora se ubican en la iglesia de Trinidad en Asunción, sean devueltos a Yaguarón. “Yo vería con buen agrado si esos altares se restituyeran en su lugar original. Creo que esa iglesia de Yaguarón es uno de los conjuntos artísticos que deben ingresar a la lista de Patrimonio de la Humanidad, como las ruinas jesuíticas. Pero para eso tiene que estar reconstituida con sus altares laterales. Supongo que no sería una cuestión fácil, porque el hecho de estar tanto tiempo en una iglesia, posiblemente haya creado un sentido de pertenencia en la gente. Pero si fuéramos realmente patriotas, tendríamos que hacer renunciamientos frente a un bien común que es la iglesia de Yaguarón, un orgullo de todo el Paraguay”.
José de Souza Cavadas
Nació en Canidelo, Porto (Portugal), en 1716 y falleció en Buenos Aires. Según referencias de Josefina Plá, se trasladó a América del Sur hacia el año 1740. “En 1742 lo hallamos en Río de Janeiro, donde trabó amistad con el padre Manuel del Socorro; se radicó luego enseguida en Minas, cuyo auge aurífero daba amparo a manifestaciones profusas del celo religioso, favoreciendo la construcción de iglesias”. En 1748 llegó a Buenos Aires y Luján; en esta ciudad estaba en 1752, fecha en que consta su viaje al Paraguay. “No sabemos exactamente cuánto tiempo permaneció aquí, pero en 1759 lo hallamos de nuevo en Luján, donde estableció su taller”.
Sus obras principales son varios retablos en Luján (1759-1776), retablo de San Roque (contratado ya en 1752), realizado en Luján y llevado a Buenos Aires en 1761, y retablo de Nuestra Señora del Rosario, de Buenos Aires (1771). En 1778 tenía su taller otra vez en Buenos Aires y figura que realizó el altar mayor de Santo Domingo en 1780. “Esta es la última fecha que tenemos de su vida y de su trabajo”, concluye Josefina Plá.
Yaguarón
El poblado de origen indígena se estableció en 1586 como misión franciscana organizada por los frailes Luis de Bolaños y Alonso de San Buenaventura. Debido a sus importantes talleres artesanales, llegó a ser uno de los centros urbanos más destacados, junto con las reducciones de Altos e Itá. En 1755 se inició la construcción del templo, que finalizó en 1772, cuando ejercía las funciones de cura párroco el padre Carlos Penayo de Castro, sacerdote local (los franciscanos ya habían entregado la reducción al clero diocesano en 1596). Yaguarón —se ubica en el departamento de Paraguarí, a 48 km de Asunción— es reconocido por el valor artístico y cultural de su templo de estilo franciscano con las maravillosas esculturas en madera, hechas por el artista portugués José de Souza Cavadas, en el tiempo colonial.